domingo, 22 de agosto de 2021

William F. Mc.Carthy, un brigadista converso por el Reverendo D. Salvador Nonell del Tercio de Montserrat

 




William F. Mc.Carthy, un brigadista converso por el Reverendo D.Salvador Nonell (Requeté del Tercio de Montserrat)

Luchó en la Brigada 15 en el Batallón Abraham Lincoln, en la Compañía de Ametralladoras. En la primera ofensiva de los republicanos, en agosto o septiembre de 1937 me encontraba en el Frente de Aragón, provincia de Zaragoza. Tomé parte en la batalla de Quinto y Belchite, y en Belchite fui herido.




 


Tengo un amigo entrañable desde los días heroicos de nuestra mocedad en que ambos combatíamos en nuestra guerra de liberación encuadrados en las filas del Tercio de Requetés de Nuestra Señora de Montserrat.

Acabada la contienda española, él se hizo religioso claretiano y yo me fui al Seminario de Barcelona.

Hace años que nos hemos vuelto a encontrar, dedicando horas de nuestro ministerio sacerdotal, trabajando apostólica-mente en la Hermandad de ex combatientes del mencionado Tercio; yo como consiliario y él como valioso colaborador —uno de los 24 sacerdotes y religiosos que salimos de aquella gloriosa Unidad de combatientes catalanes.
De un tiempo a esta parte el amigo entrañable —que no es otro que el reverendo padre Juan Corominas, tan conocido en toda Cataluña por su intensa labor como predicador de Novenarios, Cursillos, Ejercicios y Misiones— ejerce su ministerio sacerdotal en los Estados Unidos de América.

Desde allí, me encarga la difusión de un mensaje. Una especie de acto de contrición y reparación, que a su vez le confía en carta fechada en Los Ángeles de California el ciudadano norteamericano William F. Mc. Carthy el 14 del pasado agosto.


Se dice en el mensaje:


«Reverendo padre Juan Corominas:

Eventualmente acabo de descubrir que hace unos treinta años usted y yo nos estábamos tiroteando en los frentes de España. Formé parte de las Brigadas Internacionales, concretamente en la Brigada 15 en el Batallón Abraham Lincoln, en la Compañía de Ametralladoras. En la primera ofensiva de los republicanos, en agosto o septiembre de 1937 me encontraba en el Frente de Aragón, provincia de Zaragoza. Tomé parte en la batalla de Quinto y Belchite, y en Belchite fui herido.

He estado afiliado al PARTIDO COMUNISTA DE AMÉRICA desde 1936 hasta 1952. Actualmente soy presidente de la Sección de Piedad de la Sociedad del SANTO NOMBRE en la Parroquia de San Felipe Neri. Y hasta hace cuatro meses fui el presidente de dicha sociedad. He sido y continúo siendo miembro activo de la TERCERA ORDEN DE SAN FRANCISCO.

El pasado domingo, segundo del mes, domingo que toca la Comunión de los miembros de la sociedad, después de la misa de 8,30 fui a dar las gracias al extraño padre que nos había celebrado la misa. Cuando él me dijo que era el padre ROSENDO RAFAEL, natural de Cataluña, me quedé grandemente sorprendido. Me presenté a mí mismo y me sinceré con él, pasando juntos unas dos horas en el Seminario Claretiano de Compton.

El Padre Rafael está convencido de que mi conversión hace seis años, es don gratuito de mi fe, son una auténtica manifestación de la infinita caridad, misericordia y perdón de Dios para con un católico de nacimiento, ex acólito y educado en el Colegio de los Padres Jesuitas de «Brooklyn Prep», Bildyn, New York City.

Efectivamente fue un don especial para mi alma muerta, que al tercer día de la ofensiva en el Frente de Aragón, en agosto o septiembre de 1937, en el pueblecito de QUINTO, en la CARRETERA DE BELCHITE, formaba parte de un PIQUETE DE EJECUCION que disparamos con «DUM DUMS» (explosivas) FUSILANDO a unos 15 ó 20 JÓVENES «CARLISTAS DE REQUETÉS».

Y por esto escribo la presente carta. El padre Rafael me dijo que usted por aquel entonces tendría unos diecisiete años y que luchaba como soldado en los Ejércitos de Franco, y que muy bien podía haberse hallado en QUINTO o BELCHITE.

He pensado que si usted regresa a España es posible que pueda llevar algún consuelo a los familiares de aquellos jóvenes de dieciocho o veinte años que fueron fusilados por nosotros.
Se portaron como valientes, llevaban el escapulario puesto y el rosario y estuvieron orando, no de rodillas, sino de pie, hasta el momento en que cayeron. Todos ellos miraban hacia nosotros con impresionante serenidad. Aún parece que los estoy viendo ahora: APUESTOS DE PORTE DIGNO, RESIGNADOS y CON LA MISMA PAZ DEL SEÑOR EN SUS ALMAS, ESPERABAN EL MARTIRIO, SU BAUTISMO DE SANGRE a unos diez metros de nuestros rifles.

Eran estudiantes, de dieciocho o veinte años, y yo diría que eran suboficiales entre cabos y sargentos. No estoy seguro de ello pero creo que algunos de ellos llevaban el haz de flechas de los falangistas.

Cuando se dio la orden de fusilarlos, UNA CHISPA ÚLTIMA EN MI ALMA MUERTA PROTESTO DEL CRIMEN; y consciente o inconscientemente levanté mi rifle como un buen pie sobre sus cabezas. A los diez metros de distancia un pie sobre sus cabezas me da la seguridad de que, gracias a Dios, no disparé sobre ellos a sangre fría en aquel día lejano de hace treinta años.

Nunca jamás desde mi conversión hace seis años he mentido a un sacerdote. Sin embargo, yo estaba allí; yo formaba parte del piquete de ejecución.

El Señor ya me ha perdonado en el sacramento de la Penitencia. Cuando usted regrese a España PODRA CONTAR ESTA HISTORIA —LA VALENTIA DE AQUELLOS MUCHA-CHOS Y SU INMEDIATA ENTRADA EN EL CIELO— a sus familiares que aún vivan, ya que puede ser un acto de caridad para ellos y para mí.

No creo que la eventualidad de haberme encontrado al padre Rafael sea una pura casualidad, sino una providencia muy especial de Dios para mí, para usted y para los familiares de aquellos muchachos.

En la misa de este domingo el sacerdote nos ha comentado aquellas palabras de la misa en la carta de San Pablo: «EN OTRO TIEMPO YO PERSEGUIA A LA IGLESIA DE CRISTO, PERO POR LA GRACIA DE DIOS AHORA SOY EL QUE SOY».

Mi nombre en la TERCERA ORDEN DE SAN FRANCISCO ES PABLO».


Relatos de la Defensa de Quinto

* * *

El padre Corominas me dice que celebró enseguida la entre-vista personal deseada por William F. Mc.Carthy. Por el comunismo vino a luchar a España en 1937 y por el comunismo, acompañado de su esposa judía, recorrió después el mundo para predicar el evangelio de Carlos Marx. Pero como a San Pablo, Cristo Misericordioso le salió a medio camino... Y como el Apóstol de las Gentes, nuestro con-verso se afana en trabajar por el catolicismo y, por reparar sus errores ahora está muy enfermo del corazón.




Un centenar de voluntarios estadounidenses, la mayoría simpatizantes comunistas, se embarcan en el transatlántico ‘Normandie’ para luchar junto al bando republicano en la Guerra Civil española. Son el primer contingente de la célebre Brigada Abraham Lincoln






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