viernes, 30 de junio de 2023

La Congregación de la Misión, o misioneros paúles ( DE SAN VICENTE DE PAUL)

 



El fundador, Vicente de Paúl



La Congregación de la Misión, o misioneros paúles


San Vicente de Paúl no descubrió a los pobres ni en Folleville ni en Châtillon. Ya los había descubierto muchos años antes, y desde la Noche pasiva de fe descubrió la obligación personal que tenía de ayudarlos. Desde niño estuvo rodeado de pobres campesinos. Ciertamente su familia no era pobre. Su madre pertenecía a una familia de burgueses de la que dependía el señorío de Peyroux en Orthevielle, a unos 20 kilómetros al sur de Dax, con una serie de derechos sobre los habitantes y tierras del pueblo, como la justicia, la imposición de su horno, molino, lagar… por los que recibían tributos y rentas, al tiempo que se libraban de muchos impuestos. San Vicente dice que de niño aquí pasó muchas temporadas, llevando a pastar el ganado por los alrededores del castillo de Mongaillard a unos tres kilómetros del límite actual del País vasco francés. Fue aquí donde seguramente aprendió el euskera[2] y, también seguramente donde sus abuelos maternos le pusieron un profesor particular. Un hermano de Bertranda, la madre de san Vicente, Juan de Moras, era abogado en Dax y se había casado con Juana de Saint-Martín, emparentada con la familia Comet, protectores ambos de san Vicente. Los Moras, además de burgueses eran funcionarios con casa de veraneo en Puy, donde seguramente la familia de Moras conoció a Juan de Paúl, padre del santo.

Juan de Paúl era un labrador fuerte con tierras, bosques y ganado en Puy y en otras partes cercanas a Dax, como en el pueblo de Saint-Paul. Tenía dos parejas de bueyes, por lo menos, para cultivar las tierras, un rebaño de ovejas y una piara de puercos, y hasta permitió que su hijo Vicente diera 30 sueldos de limosna a un pobre, el salario de tres días de un obrero especializado de entonces. Por el testamento que hizo san Vicente pocos años después de fundar la Congregación de la Misión se ve que los bienes “paternales y maternales” heredados no eran pocos (X, 99s), dejando a sus hermanos lo que tenía después de haberles dado en 1626 la parte que le tocaba de la herencia paterna: una casa con bosque y tierra que mi cuñado había vendido, y yo había rescatado el 21 de enero de 1627. Pero todo labrador, aunque viviera desahogado, estaba en peligro de caer en la pobreza por causas meteorológicas y políticas, y debido a las revueltas de la Fronda los hermanos de san Vicente cayeron un tanto en la pobreza. Para que volvieran a una situación parecida a la de años anteriores, Vicente de Paúl les dio 1000 libras que el señor De Fresne le había dado para ellos. Cantidad igual al sueldo de tres años de un vicario de parroquia o al de siete años de un trabajador manual. Con ese dinero -dice Abelly- se compró una pareja de bueyes a un familiar, a otro se le reedificó la casa, para el otro se deshipotecó una pieza de tierra y a otros se les dio vestidos y los aperos de labranza necesarios para que pudiesen trabajar las tierras.

Como toda familia, también la familia Paúl-Moras quiso mejorar su situación social, y escogió a uno de sus miembros para que la hiciera progresar a través del entramado sacerdotal. La nómina anual de un párroco era de entre 300 y 400 libras. Una boutique de París podía producir unas 400 libras de ganancia al año (XII, 295; XI, 580). Al ser una familia de funcionarios, burgueses y campesinos pudientes, se supone que tenía influencias en el entramado social. Se puede decir que Vicente de Paúl pertenecía a una familia capacitada y autorizada por la costumbre y la mentalidad social de la época para aspirar a más, para medrar en la escala social y eclesial. Cuando, a los quince años, fue a estudiar al colegio de los franciscanos de Dax, pasó de golpe tres cursos y en sólo dos años se preparó para estudiar teología. Lo cual supone que, de niño, aunque guardara el ganado, tuvo algún profesor particular probablemente en las temporadas que pasaba en casa de sus abuelos maternos.


MISIONEROS PAULES MARTIRIZADOS Y BEATIFICADOS (14) DE LOS (56) QUE FUERON ASESINADOS POR ODIO A LA FE EN LA GUERRA CIVIL.

¡Siempre serán inmortales!


Tas una larga investigación, el P. Antonio Orcajo, C.M., ha publicado este año su obra "Misioneros Paúles Mártires de la Fe", en la editorial La Milagrosa.

En el libro se puede leer las biografías de cada uno de los catorce misioneros paúles mártires de la persecución religiosa en España durante el siglo XX que ahora se beatifican en Tarragona, en el Año de la Fe. A lo largo de sus 158 páginas se presenta un recorrido por la vida y muerte de once sacerdotes y tres hermanos coadjutores, que se reseña agrupados en cuatro bloques correspondientes el primero a la comunidad de Alcorisa (Teruel), compuesta de tres mártires; el segundo a la de Rialp (Seo de Urgel), de un solo mártir; el tercero a la de Guadalajara, de cuatro mártires, y el cuarto a las de Asturias, de seis mártires.

Los cuatro bloques mencionados quedan reducidos a una Causa, en la que el P. Fortunado Velasco Tobar, del grupo de Alcorisa, va en cabeza de todos ellos, y el P. Pelayo José Granado Prieto, de la comunidad de Gijón (Asturias) la cierra.

En "Misioneros Paúles Mártires de la Fe" se descubre la vida de unos religiosos que brillan por su ciencia y virtud, o bien por la superación de sus fallos, que con la gracia de Dios y su cooperación personal, alcanzaron la meta final del martirio. Y gracias a su presentación en cuatro unidades complementarias, en la que varios misioneros mueren a la misma hora y con la misma clase de suplido, se evita al lector la repetición del trágico suceso como innecesaria.

Los misioneros paúles que se reseñan aquí no son los únicos testigos de su Congregación en proclamar la fe y el amor a Cristo, tras haberse dedicado a predicar misiones en los pueblos o a formar a los candidatos al sacerdocio jerárquico. Además de estos catorce, dieron también testimonio otros cuarenta y dos; en total cincuenta y seis los misioneros paúles que, en distintos guares de la nación y en circunstancias diversas, murieron asesinados en odio a la fe.


miércoles, 28 de junio de 2023

Soldados Regulares y Requetés juntos en la lucha contra el COMUNISMO

 





Soldados Regulares y Requetés juntos en la lucha contra 

EL COMUNISMO 



Regulares y Requetés en un camión.

Mi padre nos contaba a sus hijos (Las pocas veces que nos hablaba de la guerra, y siempre a petición de algunos de nosotros) que hizo un buen amigo "moro" de entre los soldados Regulares de un Tabor de la misma División que su Tercio. Hoy he tenido ocasión de conseguir esta foto de un grupo de combatientes Regulares y Requetés que me ha recordado aquel amigo de los días de guerra de mi Padre.





























SOLDADO VALIENTE REGULAR Y ESPAÑOL



EL SOLDADO REGULAR QUE PUDO SER EL AMIGO DE MI PADRE EN COMBATE.






viernes, 2 de junio de 2023

Francisca Guarch Folch, La heroína de "CASTELLFORT" que se vistió de hombre para luchar en la Tercera Guerra Carlista.

 



 Francisca Guarch Folch

La heroína que se vistió de hombre para luchar en la Tercera Guerra Carlista y cuyo valor en combate le valió ser condecorada con la Cruz al Mérito Militar por el mismísimo Alfonso Carlos




Francisca Guarch Folch nació en 1857 en Castellfort, un pueblo de la provincia de Castellón, en la comarca de Los Puertos de Morella, en pleno Maestrazgo castellonense. En una comarca de raigambre tradicionalista, no en vano, el Maestrazgo fue la zona de operaciones de uno de los mayores héroes carlistas, Ramón Cabrera conocido como el Tigre del Maestrazgo. Cabrera, ascendido a general al final de la Primer Guerra, combatió también en la Segunda y fue un héroe romántico popular. Consiguió dominar un territorio autónomo carlista donde se recaudaban impuestos y tenía instituciones propias.




Francisca era hija de un tejedor, veterano de las dos guerras anteriores quien contaba a sus hijos, Julián y Francisca, las historias de sus aventuras guerreras. Estas historias inflamaron el espíritu de los hijos en la defensa de los ideales carlista y, al estallar la tercera guerra, el chico se alistó inmediatamente en las huestes del Pretendiente y la chica se escapó de casa, se vistió de hombre, recorrió 400 km hasta llegara a la zona carlista del norte de Cataluña donde consiguió enrolarse en las partidas que allí operaban.





En las memorias de su Majestad Doña María de las Nieves relata:

Un día se nos presentó un hombre del Maestrazgo y nos pidió, con mucha insistencia, que le devolviéramos a su hija, que servía, decía él, en nuestras filas. Al principio le creímos loco y le aseguramos que no había mujeres en nuestras tropas, pero él insistió, y nos dijo que su hija tenia dieciséis años y se llamaba Francisca Guarch, vecina de Castellfort, los padres de la joven recibieron una carta suya, en la que decía que estaba con los carlistas. Los Padres se marcharon a Girona donde se encontraba parte de la tropa CARLISTA y notificaron a los mandos que su hija estaba enrolada como "REQUETE".  Mandaron formar la partida, y su padre pasó revista. El feliz padre se encontró con su hija convertida en voluntario carlista. Estaba desconsolada, porque ahora, ¡adios filas! ¡Adiós batirse por la Religión! Único motivo por el que dejó su casa. Tenía una fuerza extraordinaria para su edad. En un combate llevó durante horas a un herido a hombros. 

Se distinguió siempre por su buen comportamiento y su gran valor. ¡Pobre Francisca! ¡Qué dolor el abandonar su uniforme! Antes del triste momento de despojarse de él, prendí en su pecho la Cruz del Mérito Militar, que acababa Alfonso de concederle. El quedar en España era demasiado expuesto para Francisca y así que la mandamos a Francia, a Perpiñan.

Francisca Guarch Folch, la heroína de Castellfort, murió el 30 de diciembre de 1903.




Francisca tenía muy buenas condiciones para ser soldado, era valiente, sufrida y esforzada. Entre sus hechos más famosos están: transportar sobre sus hombros un compañero herido durante varias horas; pero la hazaña más famosa ocurrió durante una de las múltiples retiradas que, en una guerra de guerrillas como las que practicaban las partidas carlistas, se sucedían con frecuencia.

En una de ellas, ocurrida en febrero de 1873, Francisca quedó regada, descolgada de su partida y fue alcanzada por una patrulla de caballería enemiga que acosaba a la partida en retirada. Ni corta ni perezosa, Francisca se ocultó en unos matorrales cercanos desde donde atacó a la patrulla, hiriendo a uno de los componentes y haciendo prisionero al otro. Capturó uno de los caballos de la patrulla y regresó al campamento a caballo con dos los prisioneros.















viernes, 6 de enero de 2023

Requetés Carlistas en la Guerra de Secesión AMERICANA (El Carlismo apostó por el sur al que le unía su tradición católica y la defensa de las federación y sus fueros)

 



 Presencia de Requetés Carlistas en la Guerra de Secesión Americana

El Carlismo apostó por el Sur al que le unía su tradición católica y la defensa de los derechos federales

FUENTE: DIARIO DE NAVARRA 9/12/2011

1849. La segunda guerra carlista ha terminado y ante el temor de represalias del gobierno liberal los partidarios de la ley sálica abolida por Fernando VII cruzaron la frontera buscando refugio en Francia. Navarros, vascos, valencianos y catalanes, en cuyas regiones el Carlismo tenía a sus principales seguidores, formaban este contingente de familias que después protagonizaría uno de los pasajes menos conocidos de la historia carlista: su participación en la Guerra de Secesión de los ahora Estados Unidos dentro del Ejército Confederado del Sur.




Una vez en el Sur, muchos carlistas militaron en los famosos “Louisiana Tigers”, la división más condecorada, brava y valiente de la Guerra, compuesta en su gran mayoría por voluntarios irlandeses. De ellos dijo el General Robert E. Lee con lágrimas el día de su rendición, y delante de todo su propio Ejército de Northern Virginia, que si todos sus soldados hubieran sido como ellos, hace tiempo que la victoria hubiera caído del lado confederado. No es extraño esto, pues la herencia celta-española es a menudo negada, y es sabido que irlandeses, escoceses, franceses del oeste y los pueblos celtíberos de la Península están entre los guerreros más fieros del mundo, al menos históricamente. Cito: “La participación heroica de los carlistas españoles con las tropas confederadas en la Guerra Civil americana llevó a que Jefferson Davis les concediera la ciudadanía norteamericana y el mando directo de Echegaray.”





El general español Echegaray mandó un cuerpo de tropas carlistas: los piquetes confederados de la Segunda División de Tennessee. La gesta de Echegaray venciendo a los federales en West Woods para a continuación morir en otra acción de campaña donde se enfrentaron gallardamente a fuerzas diez veces superiores en número, es recordada en los anales de la historia militar sureña, y, por ende, estadounidense.


También cabe reseñar la impresión que dejaron los voluntarios carlistas que se unieron al Ejército de Northern Virginia. De éstos, muchos de ellos combatientes de la legendaria Brigada Zumalacárregui que a punto estuvo de derribar el gobierno liberal de Madrid, dijo el general confederado Ambrose Power Hill: “Mis toscos, harapientos y valerosos leones de la Providencia…”. Parece ser que estos antiguos y veteranos combatientes de las montañas españolas lucharon en tierras americanas llegando a tocar con sus boinas rojas el uniforme confederado que vestían. Su uniforme resultó ser una rara mezcolanza de zuavos, boinas, mantas de leopardo… Estos herederos de la Brigada Zumalacárregui fueron los que consiguieron la toma épica de la colina de Malvern Hill, a partir de la cual los carlistas recibieron siempre un trato especial dentro del Ejército de la Confederación y estuvieron ya siempre al mando de un español, nunca más de un oficial extranjero.

Otro episodio de los carlistas españoles en suelo americano constituyó la defensa y freno de la Segunda División Federal, los Regimientos 89º de Illinois y los 32º y 39º de Indiana, al mando del general yanqui August Willich en Harpers Ferry. El Regimiento 35º de Tennessee de requetés –que ya había sido rebautizado con el imperial nombre de “Regimiento Nueva España”, como el Virreinato al que estos territorios pertenecieron en origen- frenó el avance de las tropas federales, permitiendo la marcha forzada del 19º de Arkansas que permitió al General Lee, que mandaba también las tropas requetés, para infligir una severa derrota al General McLellan. Las bajas de las tropas tradicionalistas españolas, especialmente de los fusileros de Navarra (el 41º de Tennessee), fueron altísimas (cerca del 70%).


Si alguien se acerca un día al Cementerio Nacional de Antietam (El campo de batalla nacional de Antietam es una localización histórica increíblemente importante. En 1863, el campo de batalla era el sitio de la primera invasión del norte del ejército confederado. La batalla fue simplemente brutal con sobre 23.000 soldados matados o heridos. La batalla pasa por ser el acontecimiento one-day más sangriento de la historia de EE.UU.. En 1934, Antietam fue establecido como parque nacional. A la luz de su importancia histórica, es una destinación turística importante con cerca de 300.000 visitantes que visitan anualmente el parque. En él se hayan enterrados soldados de ambos bandos), hay algunas localizaciones que no debes dejar de ver. Localizado encima de una colina, el cementerio nacional de Antietam es el lugar de reposo de cerca de 4.000 soldados. Si giras un poco hacia la derecha y desciendes la colina un trecho, podrás ver las tumbas con plenos honores de nuestros compatriotas: los soldados y oficiales carlistas caídos en tierras extrañas.