viernes, 6 de enero de 2023

Requetés Carlistas en la Guerra de Secesión AMERICANA (El Carlismo apostó por el sur al que le unía su tradición católica y la defensa de las federación y sus fueros)

 



 Presencia de Requetés Carlistas en la Guerra de Secesión Americana

El Carlismo apostó por el Sur al que le unía su tradición católica y la defensa de los derechos federales

FUENTE: DIARIO DE NAVARRA 9/12/2011

1849. La segunda guerra carlista ha terminado y ante el temor de represalias del gobierno liberal los partidarios de la ley sálica abolida por Fernando VII cruzaron la frontera buscando refugio en Francia. Navarros, vascos, valencianos y catalanes, en cuyas regiones el Carlismo tenía a sus principales seguidores, formaban este contingente de familias que después protagonizaría uno de los pasajes menos conocidos de la historia carlista: su participación en la Guerra de Secesión de los ahora Estados Unidos dentro del Ejército Confederado del Sur.




Una vez en el Sur, muchos carlistas militaron en los famosos “Louisiana Tigers”, la división más condecorada, brava y valiente de la Guerra, compuesta en su gran mayoría por voluntarios irlandeses. De ellos dijo el General Robert E. Lee con lágrimas el día de su rendición, y delante de todo su propio Ejército de Northern Virginia, que si todos sus soldados hubieran sido como ellos, hace tiempo que la victoria hubiera caído del lado confederado. No es extraño esto, pues la herencia celta-española es a menudo negada, y es sabido que irlandeses, escoceses, franceses del oeste y los pueblos celtíberos de la Península están entre los guerreros más fieros del mundo, al menos históricamente. Cito: “La participación heroica de los carlistas españoles con las tropas confederadas en la Guerra Civil americana llevó a que Jefferson Davis les concediera la ciudadanía norteamericana y el mando directo de Echegaray.”





El general español Echegaray mandó un cuerpo de tropas carlistas: los piquetes confederados de la Segunda División de Tennessee. La gesta de Echegaray venciendo a los federales en West Woods para a continuación morir en otra acción de campaña donde se enfrentaron gallardamente a fuerzas diez veces superiores en número, es recordada en los anales de la historia militar sureña, y, por ende, estadounidense.


También cabe reseñar la impresión que dejaron los voluntarios carlistas que se unieron al Ejército de Northern Virginia. De éstos, muchos de ellos combatientes de la legendaria Brigada Zumalacárregui que a punto estuvo de derribar el gobierno liberal de Madrid, dijo el general confederado Ambrose Power Hill: “Mis toscos, harapientos y valerosos leones de la Providencia…”. Parece ser que estos antiguos y veteranos combatientes de las montañas españolas lucharon en tierras americanas llegando a tocar con sus boinas rojas el uniforme confederado que vestían. Su uniforme resultó ser una rara mezcolanza de zuavos, boinas, mantas de leopardo… Estos herederos de la Brigada Zumalacárregui fueron los que consiguieron la toma épica de la colina de Malvern Hill, a partir de la cual los carlistas recibieron siempre un trato especial dentro del Ejército de la Confederación y estuvieron ya siempre al mando de un español, nunca más de un oficial extranjero.

Otro episodio de los carlistas españoles en suelo americano constituyó la defensa y freno de la Segunda División Federal, los Regimientos 89º de Illinois y los 32º y 39º de Indiana, al mando del general yanqui August Willich en Harpers Ferry. El Regimiento 35º de Tennessee de requetés –que ya había sido rebautizado con el imperial nombre de “Regimiento Nueva España”, como el Virreinato al que estos territorios pertenecieron en origen- frenó el avance de las tropas federales, permitiendo la marcha forzada del 19º de Arkansas que permitió al General Lee, que mandaba también las tropas requetés, para infligir una severa derrota al General McLellan. Las bajas de las tropas tradicionalistas españolas, especialmente de los fusileros de Navarra (el 41º de Tennessee), fueron altísimas (cerca del 70%).


Si alguien se acerca un día al Cementerio Nacional de Antietam (El campo de batalla nacional de Antietam es una localización histórica increíblemente importante. En 1863, el campo de batalla era el sitio de la primera invasión del norte del ejército confederado. La batalla fue simplemente brutal con sobre 23.000 soldados matados o heridos. La batalla pasa por ser el acontecimiento one-day más sangriento de la historia de EE.UU.. En 1934, Antietam fue establecido como parque nacional. A la luz de su importancia histórica, es una destinación turística importante con cerca de 300.000 visitantes que visitan anualmente el parque. En él se hayan enterrados soldados de ambos bandos), hay algunas localizaciones que no debes dejar de ver. Localizado encima de una colina, el cementerio nacional de Antietam es el lugar de reposo de cerca de 4.000 soldados. Si giras un poco hacia la derecha y desciendes la colina un trecho, podrás ver las tumbas con plenos honores de nuestros compatriotas: los soldados y oficiales carlistas caídos en tierras extrañas.