domingo, 23 de diciembre de 2018

MILICIANOS Y REQUETES CELEBRAN LA NAVIDAD DEL 1936 EN EL MONTE KALAMUA





La Tregua de Navidad de 1936 en el monte Kalamua.


FUENTE:
https://www.abc.es/cultura/abci-desconocida-tregua-navidad-1936-monte-kalamua-201812230207_noticia.html#ns_campaign=mod-outbrain&ns_mchannel=abc.es&ns_source=organico&ns_linkname=desktop-tablet&ns_fee=AR23_1fila



No debemos olvidar que los "gudaris" del ejercito de la República Vasca de Aguirre celebraban misas en el frente tal como los requetés. ¡Les unía la FE que no las convicciones Políticas! y el modelo de LAS ESPAÑAS.   


MILICIANOS Y REQUETES JUNTOS

«A mí aquello no me parecía bien, era un disparate, media hora después podíamos estar matándonos y esas cosas creaban desánimo y desconcierto entre la gente», confesaba el voluntario carlista, que le dijo a Ureta: «Mi capitán, después de esto, ¿no sería mejor que dejásemos esto y nos marcháramos todos, ellos y nosotros, cada uno a su casa?».
«Y me contestó: «pues sí, sería mejor… pero es que estamos en guerra».




«A la mitad justa de los parapetos se encuentran los dos grupos. Milicianos y requetés se dan la mano y como si cambiaran ramos de flores en un torneo deportivo se han cruzado los periódicos. De los parapetos se vigilaba esta “operación” con emoción y curiosidad. Solamente en este intenso momento se ha dejado oír el ralentir de mi “Kodak” que traslada al celuloide una escena que hubieran envidiado los más sagaces productores americanos. Los cañones de las ametralladoras y de los fusiles han sacado sus ojos para contemplar también, en el mayor silencio, esta cordial coyuntura en el día de la Nochebuena, solemnizada con este motivo en los campos de batalla», escribió el socialista pamplonés José Goñi Urriza.
La fría mañana de diciembre se había desperezado con sol y cierta pereza en el «trabajo», según describió Goñi en el semanario socialista « La lucha de clases». Alguien gritó «no disparéis» y por unos momentos se respiró un aire de libertad. Los combatientes de uno y otro lado levantaron sus cabezas por encima de los parapetos y se sucedieron los diálogos de trinchera a trinchera en tono amistoso. Como muestra de confianza, los requetés se sentaron encima de sus defensas. Los milicianos les imitaron. Se alcanzó una cierta familiaridad, que una densa cortina de niebla al poco resquebrajó.




Del insólito encuentro sacó al menos tres fotografías que salieron publicadas junto a su reportaje el 26 de diciembre. En ellas se ve a un grupo de requetés del Tercio de Lácar posando en la cumbre del Kalamua y entre ellos a los milicianos que salieron para canjear la prensa. O compartiendo el vino navarro de una cantimplora.
Varios de los requetés conocían a Goñi de Pamplona. «Allí todos nos mirábamos con recelo. Aquí, sin embargo, con los misiles preparados en cada uno de los parapetos, a treinta metros de donde nos hallamos, parece que estamos más tranquilos», escribió antes de describir a grandes rasgos sus conversaciones. Hablaron de Navarra, de la muerte de compañeros de Goñi y de la situación de Bilbao, constatando que las versiones sobre el avance de la guerra era muy distinta en cada bando:
-«Aquí se dice que queríais un arreglo los rojos»
-«¿Nosotros? No, hombre, no. Esas son patrañas de Italia y Alemania que no saben cómo salir del atolladero en que se han metido. Nuestro Ejército está más fuerte y mejor pertrechado que nunca y dispuesto a daros una rotunda paliza el día menos pensado.»
Entre los requetés había algunos que iban a volver a Pamplona y que se ofrecieron a llevar una carta a la madre de Goñi, que él escribió enseguida para entregársela. Echaron un trago de vino, le obsequiaron con un puro y cambiaron cigarrillos.



Así lo recordaba un joven requeté

El navarro Salvador Leyún fue uno de los voluntarios del Tercio de Lácar que fue testigo del intercambio en Kalamua. Tenía entonces 19 años y aquella escena se le quedó grabada para siempre en su memoria. Tanto, que medio siglo después se la relató al escritor Pablo Larraz para el libro sobre « Requetés» que escribió junto a Víctor Sierra-Sesúmaga, como uno de los «casos curiosos» que le tocó vivir durante la campaña de Guipúzcoa:
«Resultó que nuestro capitán, Ureta, que estaba más loco que una cabra, era muy amigo del capitán que estaba en el otro lado, de apellido Centeno, ya que los dos habían estado en la misma academia. Estando de posición en Kalamua empezaron a hablarse: "Centeno, oye, ¿qué tal si hacemos una cosa en esta tarde? Mira, vamos a proponer a los chicos sentarse en el parapeto, y yo respondo de que los míos no van a tirar un tiro, y hacemos intercambio de prensa". El de los rojos aceptó, así que Ureta nos mandó: "Todos en el parapeto". Y ellos hicieron lo mismo. "Ahora que salgan a mitad del camino cinco voluntarios de cada lado", y salieron».
Leyún contaba que «se intercambiaron la prensa, echaron unos tragos de vino de una bota que llevaban unos y después de la de los otros».


Primeros voluntarios del TERCIO DE LACAR

¡LA UNIDAD TIPO BATALLÓN CON MAS BAJAS EN TODA LA CONTIENDA DE LOS DOS BANDOS DE TROPAS ESPAÑOLAS!

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