miércoles, 27 de noviembre de 2019

LOS HERMANOS MIRALLES DE RENOVACIÓN ESPAÑOLA Y EL LAUREADO CAPITAN HONORARIO D.Carlos Miralles Álvarez




Carlos Miralles Álvarez 

LAUREADO
CABALLERO DE LA ORDEN DE SAN FERNANDO



RENOVACIÓN ESPAÑOLA

REQUETES Y RENOVACION ESPAÑOLA  




CAPITÁN HONORARIO DE LAS MILICIAS DE RENOVACIÓN ESPAÑOLA

Miralles Álvarez, Carlos. Pastrana (Guadalajara), 1910 – Somosierra (Madrid), 22.VII.1936. abogado y voluntario de RENOVACIÓN ESPAÑOLA y Caballero Laureado de San Fernando.

Siguió la carrera de Derecho, que abandonó para ingresar en el Ejército, donde consiguió muy pronto el empleo de alférez provisional en el Regimiento de La Victoria.

En los días anteriores e inmediatos a a sublevaci;on militar fue comisionado para que con un grupo de jóvenes de Renovación Española de Madrid ocupara los pasos del puerto de Somosierra, como punto estratégico que permitía bloquear el paso desde Madrid hacia Castilla, difícil misión que cumplió sin constituir unidad militar organizada, sin equipo de campaña y sin apenas el más elemental armamento moderno. Salieron de Madrid en la noche del 17 de julio, decididos a cumplir a toda costa la misión encomendada o sucumbir en la empresa.

En dicha noche llegaron al puerto de Somosierra, ocupando el túnel del ferrocarril, en la vertiente de Burgos, dejando un destacamento y continuando con el resto hasta dicha capital para equiparse, armarse y recoger munición, regresaron a Somosierra, declarando el estado de guerra en todos los pueblos de tránsito.

Al siguiente día cortó la carretera, acumulando barriles de alquitrán y otros obstáculos, teniendo los primeros choques con miembros del “Ejército Popular”, en los que consiguió hacer varios prisioneros, especialmente guardias de asalto y motoristas, estableciendo las primeras posiciones defensivas en el mismo puerto.

En este punto, con destacamentos en la boca del túnel y lugares dominantes, quedó establecida su gente, hasta el día 21, que vieron descender de la Cabrera, por la carretera de Madrid y con dirección a Buitrago, unos setenta vehículos con fuerzas, que, al parecer, rebasaban el número de dos mil hombres, y que, por sus movimientos, les hicieron comprender iban a ser atacados en número muy superior a las fuerzas propias, por lo que pidió refuerzos a la columna del ejército que se hallaba en Cerezo que no pudieron serle facilitados.

El día 22 se hallaba este oficial con un grupo que no pasaría de veintidós hombres dispuesto a contener el ataque, dando tiempo con ello a la llegada de fuerzas procedentes de Logroño, Navarra y Burgos, mas como el “Ejército Popular” iniciaba el avance, tomó las medidas necesarias, y, gracias a esto, los camiones y coches ligeros que avanzaban en dirección de Aranda no pudieron pasar por el punto donde estaba interceptada la carretera, el fuego de sus mosquetones y bombas de mano, ya que no disponían de más elementos defensivos, logró alcanzar a los dos primeros coches, siendo baja los ocupantes de los mismos, que ascendían a catorce, entre ellos un teniente coronel y varios oficiales, con lo que se produjo tal desmoralización entre los supervivientes, que al ver que continuaba la resistencia desistieron de pasar.

Durante el combate el capitán Miralles, manteniéndose en pie, daba voces de mando a fuerzas que no existían, para hacer creer que contaba con una fuerte columna. Finalmente cayó herido por una bala que le perforó el vientre, y falleció allí mismo.

Sometido este hecho a juicio contradictorio, por Orden Circular de 16 de marzo de 1939 se le concedió la Cruz Laureada de San Fernando.

Fuentes y bibl.: Archivo General Militar (Segovia), Secc. 1.ª, leg. M-3285.
J. L. Isabel Sánchez, Caballeros de la Real y Militar Orden de San Fernando. Infantería, t. I, Madrid, Ministerio de Defensa, 2001.

José Luis Isabel Sánchez






Carlos aceptó sin dudarlo el ofrecimiento de Goicoechea y se trasladó a Pamplona para entrevistarse con Mola el 16 de Julio y conocer así de primera mano los detalles de la misión que se le había encomendado. El periodista e historiador Joaquín Arrarás Iribarren,  cuenta que el general tras estrechar la mano del joven monárquico quedó muy impresionado por su determinación: “La mano de este muchacho quema. Es toda una hoguera patriótica“, exclamó. El general le nombró también capitán honorario para que pudiera mandar la nueva compañía que habría de llevar a cabo esta gesta.


En dicha noche llegaron al puerto de Somosierra, ocupando el túnel del ferrocarril, en la vertiente de Burgos ahora fuera de Servicio


Carlos consiguió reunir un grupo de cuarenta y cuatro jóvenes de Renovación Española, algunos de ellos pilaristas y en su mayoría aristócratas sin ninguna formación militar pero convencidos de lo que la Patria les demandaba en ese momento. Los muchachos salieron de Madrid en varias expediciones los días 17 y 18 de Julio armados tan solo con seis mosquetones y dos rifles que con ayuda de Carmen Miralles y de Luis González de Castejón habían conseguido sacar de la capital.

“Nuestra misión, hermanos y amigos es avanzar, recuperar las posiciones abandonadas ayer y conquistar otras mejores. Debemos facilitar el avance inmediato del Ejército. Nosotros sabemos que vamos morir. Tenemos el deber de morir. Con la conciencia limpia y el corazón en alto, vamos a ofrendar nuestras vidas en desafío a quienes niegan a Dios y deshonran a nuestra Patria. Vamos a morir. Lo sabemos. Quienes de vosotros no lo sepa o tema morir que no nos acompañe”.



El objetivo de la Compañía de Miralles estaba cumplido. Unas decenas de jóvenes de RENOVACION ESPAÑOLA en su mayoría del Colegio EL PILAR habían conseguido frenar el avance del enemigo ganando un tiempo precioso y permitiendo a las fuerzas nacionales llegar hasta el puerto de Somosierra, donde se establecería el frente, evitando así que los republicanos llegaran a Aranda de Duero.








Si algo bueno hay en mí,
a mis padres lo debo.
Si algo bueno hago,
de mis padres lo aprendí.




Esta historia trata de tres hermanos, antiguos alumnos del Colegio del Pilar. Trata de un tiempo en el que los españoles nos matábamos por defender nuestras ideas, en el que había gente dispuesta a morir y a matar por unos ideales. Los Miralles, monárquicos a ultranza, entregaron su vida para que la monarquía volviera a España. Sin embargo, ellos no pudieron ver cumplido su sueño. Dios quiera que los españoles aprendamos algún día de la historia y que dejemos de atacarnos unos a otros para trabajar todos juntos en pro de esta grandísima nación que se llama España.




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