Liberación de Bilbao en el recuerdo de un cabo de requetés, por Javier Nagore Yárnoz
D.Benito Martínez Albero, Heroico Requeté del Tercio de San Miguel en las calles de Bilbao tras su Liberación.
Estaba casado y tenía dos hijos y también dos hermanos que estaban en el requeté. Murió en Pamplona el 17 de septiembre del 1973 y está enterrado en el Cementerio donde ejerció el modesto trabajo de sepulturero durante muchos años.
A las dos de la madrugada del 19 de junio de 1937, por caminos cubiertos entre helechos y zarzas, con la guía del capitán Goicoechea, el ingeniero que había proyectado el “Cinturón de Hierro” y que se había pasado a nosotros “los nacionales” (sí, el que años más tarde construyó el “Talgo”), llegamos a las 8:15 horas al castillete de Arraiz, ya sobre Bilbao.
Quien esto escribe iba, como cabo del equipo de radio de campaña (los “talky-walky” de entonces) a las órdenes del Teniente Coronel D. Rafael Tejero Saurina (murió en combate un años después en el frente de Teruel, con dos Medallas Militares en su haber de heroísmo), jefe a su vez de una de las Agrupaciones de la 1ª Brigada de Navarra quien habiendo sido Comandante del Tercio de Montejurra, terminó la guerra, ya de General de División, como Jefe del Cuerpo de Ejército del Maestrazgo; la más rápida y brillante ascensión en el ejército nacional.
A las 11 horas, con Tejero y su Plana Mayor, en la que me encontraba, subimos desplegados, con breve fuego de ametralladoras al castillete ocupando sus trincheras; ya casi a tiro de onda sobre la Villa.
A las 12:30 horas transmitimos este parte de radio de Tejero a García-Valiño: “Encima de Bilbao. Enemigo huye desbandada por carreteras y caminos. Hostiliza con ametralladoras y fusilería. Conviene 10,5”
En un soñoliento mediodía, surcado de humaredas y últimos disparos, contemplamos Bilbao, la Villa que nos recuerda los versos de Ramón de Basterra:
Urbe pujante, henchida de futuro,
Y de ciudadanos desierta.
La materia en tus manos
Se hizo dócil, anchurosa, espléndida,
En tanto el alma se acurruca
En un rincón de hipocresía mísera.
A las 14:08 horas, parte de la radio de Valiño: “Láncese sobre Bilbao, que se ha rendido a las dos de la tarde”
Y tres minutos después, la respuesta de nuestro Teniente Coronel: “Recibido anterior, voy en cabeza sobre Bilbao. ¡Viva España!”
Así pues, a las 14:30 horas, encabezados por tejero, y seguidos por el 4º Batallón de América, en columna de marcha, a paso ligero, descendimos de Arraiz y pisamos Bilbao a las tres de la tarde. La noche anterior volaron los puentes pero nuestra entrada fue por las calles que desembocan en la Plaza Moyua, donde el Hotel Carlton, sede entonces del lendakari, José Antonio de Aguirre, quien había prometido que si entrábamos allí pasaríamos sobre su cadáver; pero no lo encontramos.
En las calles, en la Plaza, en la Avenida hasta el monumento del Sagrado Corazón, batallones de “gudaris” con las armas en el suelo nos miraban desfilar; lo que hacíamos, arma al brazo, con paso de vencedores. Y así entramos en el Carlton, donde nos alojamos, por unas horas, Tejero y la Plana Mayor. Había armas en abundancia, que aumentaron con las de muchos “gudaris” que acudieron, con sus oficiales, a entregarse.
Las habitaciones y despachos de la Presidencia del llamado “Gobierno de Euskadi”, así como los sótanos del Hotel, estaban repletos de documentación, en un desorden magno.
Comenzaban a ser investigados y ordenados por oficiales del Servicio de Información Militar.
Al pisar la Plaza de Moyua, la “Elíptica”, veo a dos amigos, excolegiales como yo de Lecároz, entre las filas que encuadraban nuestra entrada. Me dicen que, anteayer, los presos de la cárcel del Carmelo se pasaron, con sus guardianes, por Begoña a nuestras filas del lado derecho de la ría. Mi alegría es grande ya que mi padre –preso desde el 22 de julio, primero en Ondarreta, luego en el barco “Aránzazu-Mendi” y, finalmente, en el Carmelo de Begoña- estaba libre.
No hubo cena para los vencedores pues al entrar y desfilar por las calles bilbaínas repartimos todo nuestro rancho en frío a cuantos nos pedían alimento; y fueron muchos cientos de personas. Como, además, a causa de la voladura de los puentes, no pudo pasar la intendencia, gran parte de la 1ª de Navarra se quedó sin cenar. Las excepciones fueron los Tercios de Montejurra y Zumalacárregui. Las Banderas de Falange y la del SEU (la “del cisne”, emblema de los estudiantes del sindicato falangista), que habían plantado la bandera española en la cima del “Pagasarri”, dominando Bilbao, y allí se quedaron.
Así terminó para “los de la 1ª de Navarra” el 19 de junio de 1937, día en que los partes de guerra del Ejército rojo-separatista y del Ejército nacional respecto a la Campaña de Vizcaya fueron muy distintos. Decía el primero:
“El enemigo intensifica su presión sobre Bilbao, cuyos defensores continúan batiéndose con increíble valentía. Los facciosos, que han logrado deslizar algunas fuerzas por la margen izquierda del Nervión, concentran su afán de impedir la evacuación de la población civil. Se han librado combates muy sangrientos”.
Por el contrario, nuestro parte oficial dijo la verdad, aunque a mi parecer, con retórica poco militar:
“La toma de Bilbao es la coronación de una primera etapa de las operaciones del Norte. El pueblo de Vizcaya, esclavizado y explotado por el contubernio rojo-separatista, se entrega hoy con entusiasmo a la España Nacional y en las Villas y en los caseríos es la Bandera de España la que ondea bajo la brisa del cantábrico”
Terminaba así:
“¡Gloria a los caídos por España! ¡Gloria al heroico General Mola, al coronarse, con la toma de Bilbao, sus victoriosas jornadas en tierras de Vizcaya!”
Y era la verdad que en las horas siguientes a su liberación Bilbao vibraba de entusiasmo y de banderas; comenzaba su reconstrucción e iba a hacer buena, durante muchos años de paz, la adivinación poética del propio Basterra:
Mas te anuncio el enganche de tu alma
Para seguir el nudo de la idea.
Demos a otros el reino de la hora pasada,
Nuestras son la presente y venidera.
Los días 19 y 20, es decir, el día de la liberación de Bilbao y el siguiente, un tercio de requetés de Vizcaya cantaba junto al Santuario de la Virgen de Begoña, en el lado derecho de la ría:
Laugarren guerra santua
Gorri eta asetarren contra,
Euskalerri-gutziko
Medietan biztuda.
Gernika-ko Arbolapian
Euskaldunaren fusillak,
Betiko emangedotxue
¡Bizkai-ko foruak!
¡Aupa euskaldunak!
¡Arbola liberatzen!
Karlista zintzoa
¡Zeule odola aregatik emanaz!
Dibar beti Euskalerri-an
¡Jaungoikoi eta Lege zarra!
¡Aurrera!
¡Españan-tzeko geure Arbola!
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La cuarta guerra santa,
Contra rojos y separatistas,
Ha encendido todos los montes
De Euskalerría.
Bajo el Árbol de Guernica
Todos los fusiles vascos
¡Danos para siempre
Tus benditos fueros!
¡Arriba los euskaldunes!
¡A liberar el Árbol santo!
Carlista valeroso
¡Derrama tu sangre por Él!
Perduren siempre en Euskalerría
¡Dios y Ley vieja!
¡Adelante!
¡Ganemos para España nuestro Árbol Santo!”
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