DIARIO DE LOS CRÍMENES DE LA "UNIÓN" DE REPÚBLICAS SOCIALISTAS ESPAÑOLAS
(EL CASO DE LAS MASACRES DE MENORCA E IBIZA)
(EL CASO DE LAS MASACRES DE MENORCA E IBIZA)
La mejor forma de describir el Estado Español en aquel tiempo es el de un un montón de Repúblicas independientes
El propio Azaña, presidente de la República, escribió:
“… había gobiernitos de cabecillas independientes en Puigcerdá, La Seo, Lérida, Fraga, Hospitalet, Port de la Selva, etc. Debajo de eso, la gente común, el vecindario pacífico, suspirando por un general que mande, y que se lleve la autonomía, el orden público, la FAI en el mismo escobazo”.
Añade también Azaña, presidente de la República:
“… Cuando empezó la guerra, cada ciudad, cada provincia quiso hacer su guerra particular. Barcelona quiso conquistar las Baleares y Aragón, para formar con la gloria de la conquista, como si operase sobre territorio extranjero, la gran Cataluña. Vasconia quería conquistar Navarra; Oviedo, León; Málaga y Almería quisieron conquistar Granada; Valencia, Teruel; Cartagena, Córdoba. Y así otros. Los diputados iban al Ministerio de la Guerra a pedir un avión para su distrito, “que estaba muy abandonado”, como antes pedían una estafeta o una escuela. ¡Y a veces se lo daban! En el fondo, provincianismo fatuo, ignorancia, frivolidad de la mente española, sin excluir en ciertos casos doblez, codicia, deslealtad, cobarde altanería delante del Estado inerme, inconsciencia, traición. La Generalidad se ha alzado con todo. El improvisado gobierno vasco hace política internacional. En Valencia, comistrajos y enjunques de todos conocidos, partearon un gobiernito. En Aragón surge otro, y en Santander, con ministro de Asuntos Exteriores y todo. ¡Pues si es en el ejercito! Nadie quería rehacerlo, excepto unas cuantas personas, que no fueron oídas. Cada partido, cada provincia, cada sindical, ha querido tener su ejército. En las columnas de combatientes, los batallones de un grupo no congeniaban con los de otro, se hacían daño, se arrebataban víveres, las municiones….. “
“En Valencia, todos los pueblos armados montaban grandes guardias, entorpecían el tránsito, consumían paellas, pero los hombres con fusil no iban al frente cuando estaba a quinientos kilómetros. Se reservaban para defender su tierra. Los catalanes en Aragón han hecho estragos. Peticiones de Aragón han llegado al gobierno para que se lleve de allí las columnas catalanas. He oído decir a uno de los improvisados representantes aragoneses que no estaba dispuesto a consentir que Aragón fuese “presa de guerra”…. En los talleres, incluso en los de guerra, predominaba el espíritu sindical. Prieto ha hecho público que mientras en Madrid no había aviones de caza, los obreros del taller de reparación de Los Alcázares se negaban a prolongar la jornada y trabajar los domingos….Después del cañoneo sobre Elizalde, en Barcelona, no quieren trabajar de noche. Valencia estuvo a punto de recibir a tiros al gobierno cuando se fue de Madrid. Les molestaba su presencia porque temían que atrajese los bombardeos. Hasta entonces no habían sentido la guerra. Reciben mal a los refugiados porque consumen víveres. No piensan que están en pie gracias a Madrid.” (“Velada en Benicarló”, Azaña).
Masacres del "Gobierno" Frentepopulista mal llamada II Republica" ¡QUE REPITO HASTA EL INFINITO, QUE ERAN INFINITAS REPÚBLICAS muy mal relacionadas" en Manorca e Ibiza
Ibiza (Baleares)
.- La isla es tomada por los milicianos con lo que se fusila a los jefes militares y a muchos civiles de derechas, se destruyen y saquean la Catedral, y las iglesias de las Monjas Agustinas, Santo Domingo, San Salvador y el colegio de la Consolación, así como el Seminario.
Ibiza (Baleares)
.- El teniente de la Guardia Civil Diaz Lardier es puesto en libertad sin cargos como treta para nada más salir asesinarlo los milicianos en el muelle.
Ibiza (Baleares)
.- Los milicianos que habían tomado la isla huyen, pero a las 9 de la noche deciden primero asesinar a los presos militares y derechistas. Los encerraron en una sala del castillo y los ametrallaron desde las puertas y las ventanas arrojándoles al tiempo bombas de mano. Murieron 96 personas indefensas. Varios lograron huir por una ventana que pudieron romper. Durante la semana que tuvieron la Isla, los milicianos republicanos asesinaron a un total de 115 personas (solo en una semana!).
Menorca (Baleares)
.- Asesinado el salesiano José Castell Camps (nacido en Ciudadela, Menorca, el 12.10.1902. Salesiano en 1918, sacerdote en 1927).
Mahón, isla de Menorca (Baleares)
.- Fusilado el general Bosch (comandante militar de la isla), nueve oficiales y tres estudiantes dos eran sus hijos menores de edad.
Mahón (Isla de Menorca, Baleares)
.- En la fortaleza de La Mola son asesinados 90 jefes y oficiales, primero ametrallados en el patio y después buscados por todos los rincones.
Mahón (isla de Menorca, Baleares)
.- Milicianos y suboficiales republicanos entran en el barco prisión Atlante, sacan del buque y en el mismo muelle asesinan a 50 detenidos (militares, civiles y sacerdotes) con fusiles, pistolas e incluso armas blancas. Los milicianos los sacaron del buque mediante listas leídas nominalmente.
EL INFAME BUQUE PRISIÓN ATLANTE
Mahón (isla de Menorca, Baleares)
.- Milicianos y suboficiales republicanos entran de nuevo en el barco prisión Atlante (ya asaltado el día anterior), los sacan del buque y en camiones los llevan hasta el cementerio de Villacarlos (actualmente Es Castell) donde espera un pelotón de ejecución y dos sepultureros y asesinan a 30 detenidos (militares, civiles y sacerdotes). Al día siguiente lo volvieron a intentar pero el responsable de la guardia se negó, y salvaron la vida.
Maó recordará a las víctimas del buque prisión Atlante siempre
En el buque murieron 75 MENORQUINES (37 clérigos y 38 civiles), que habían sido apresados por las fuerzas republicanas DE BAYO.
Las masacres de La Mola (Mahón, Agosto de 1936)
De lo que sucedió en la Menorca frentepopulista durante la contienda 1936-39 poco se supo hasta su rendición en Marzo de 1939. Alejada de los grandes frentes, pasó desapercibida. Hoy también, incluso más por efecto de la desmemoria histórica que todo lo ha arrasado. Por eso, y porque en ella también se sufrió la brutalidad de aquella revolución frentepopulista bolchevizante que hoy nos venden como paraíso democrático, conviene recordarlo.
Reproducimos la descripción que hizo Deseado Mercadal Bagur de las masacres de La Mola (Mahón – Menorca) en Agosto de 1936. Aunque podríamos suministrar muchos más datos de los que se plasman aquí, hemos elegido el relato de la persona citada, porque creemos que para los escépticos y desmemoridos históricos hoy tan de moda, este relato tiene un doble valor: por un lado, Mercadal estaba presente en Mahón durante los hechos y entrevistó a varios de los protagonistas, ni que decir tiene que sus ideas frentepopulistas eran totales –tal vez de ahí que se observe en el relato una imposible búsqueda de atenuantes a semejante carnicería–, y, por otro, el hecho de que huido de Menorca cuando la isla se rindió en 1939, se exilió hasta su regresó a España en 1948, donde como no tenía delitos de sangre encima nada tuvo que temer, asentándose en Barcelona, primero, y luego en su Menorca natal, donde ejerció como músico y compositor, que eran sus más íntimas vocaciones, con notable éxito local, así como también ejerciendo de periodista e historiador en la España de «la dictadura» hoy tan denostada
Preludio sangriento:
El 18 de Julio de 1936 sólo habitaban la isla de Cabrera una pequeña guarnición de una decena de soldados al mando del alférez Facundo Flores Horrach y dos familias: los Suñer –padre y dos hijos–, de derechas, y los Bonet, de izquierdas; ninguna de ellas radicalizadas ni por ello enfrentadas abiertamente; también vivían en ella dos fareros: uno falangista y el otro comunista; así mismo, pasando unos días de vacaciones dedicándose a su afición preferida, la entomoligía, se encontraba el comandante del Ejército, retirado, Mariano Ferrer Bravo. Caído a los pocos días del Alzamiento un hidroavión frentepopulista en la isla, el alférez hizo prisioneros a sus cinco tripulantes siguiendo órdenes de Palma de Mallorca. Unos días después, un submarino frentepopulista llegó a Cabrera logrando su tripulación liberar a los aviadores y tomar prisionera a la guarnición, así como a todos los civiles de derechas a los cuales trasladaron a Mahón, a finales de Julio. (Toribio).
Los crímenes de La Mola.-
«La tragedia de la Mola, engendrada en mentes exaltadas y vengativas, tuvo un inicuo preludio cuando el 1 de Agosto una sección de la marinería conducía desde la Base Naval hasta la Mola a los presos hechos en la ya detallada acción de Cabrera. Poco después de iniciada la marcha, fueron ejecutados, sin más, los hermanos Gaspar y Juan Suñer Mas de 16 y 18 años, su padre Damián Suñer Mascaró, todos ellos mallorquines, y el Comandante retirado Mariano Ferrer (también lo fue el alférez Facundo Flores Horrach).
A primeras horas de la noche del 2 de Agosto fueron conducidos a las inmediaciones de “Es Freus” el General Bosch Atienza, el Comandante de Estado Mayor, Jacinto Dolz del Castellar, el Teniente Coronel de Infantería, Luis Martos González, el Coronel de Infantería retirado, Jaime Vidal Villalonga, los Comandantes de Artillería, Manuel Quintero Ramos y Jaime Sampol Mercadal, el Teniente de la Guardia Civil, Julio Riera Terrades, el Teniente de Carabineros, Miguel Vila Olaria, el de la Guardia de Asalto, Bernardo Monclús Durango, el Comandante de Infantería, Sebastián Rodríguez Vinent y el Capitán de Infantería, Claudio Gil Alós y allí mismo fusilados. (Eran los mandos superiores de la guarnición de Menorca cuya sublevación el 18 de Julio había fracasado al no secundarles los suboficiales y la mayoría de la tropa liderados por éstos).
En la noche del siguiente día se produjo otra espantosa matanza (…).
En los días que siguieron a la tragedia tuve ocasión de hablar con alguno de los soldados que colaboraron en la tarea de recoger los cadáveres, los cuales me participaron el horror que les produjo el dantesco espectáculo que vieron sus ojos, pues muchos de los cadáveres esparcidos por el patio, habitaciones y corredores se hallaban materialmente destrozados. Dato espeluznante el del fusilamiento de doña Hercelia de Solá, cuyo cuerpo todavía agonizante fue lanzado al vacío por el peñascal de s´Esperó.
Veamos el relato que dejó escrito un testigo de excepción, el alférez de navío Carlos Moya Blanco quien, junto con unos pocos, logró salir con vida de la matanza.
“A las 8 de la tarde del día 3 de Agosto, cuando la mayoría de los detenidos estábamos paseando por el patio, hicieron irrupción en él muchísimos soldados, cabos y sargentos de Artillería y de Infantería (no vi a ningún marino) armados de fusiles, pistolas y ametralladoras que con una intensidad salvaje nos ametrallaron a mansalva. Ante lo inesperado del ataque, su superioridad numérica y nuestra absoluta indefensión, era inútil e imposible toda resistencia. De las primeras descargas quedaron muchos muertos y heridos en el patio y los demás pudimos refugiarnos en los pabellones laterales escondiéndonos la mayoría en los retretes del fondo, otros en una pequeña habitación del extremo del patio, algunos, como yo, nos tumbamos entre los camastros fingiéndonos muertos entre los heridos y los cadáveres; todo ello en medio de una lluvia de incesantes balas que nos disparaban desde la puerta y ventanas.
Cuando los asesinos entraron en los pabellones, muchos fueron acribillados en el sitio donde fueron sorprendidos como el almirante que murió en el camastro donde se encontraba y otros eran sacados al patio en donde eran asesinados entre golpes e insultos, ensañándose especialmente con algunos del Ejército; con los de marina no vi que se ensañaran con ninguno porque no nos conocían.”
En otros párrafos de su descripción, Moya Blanco dice que “hubo tiroteo casi incesante hasta aproximadamente las tres de la madrugada” … “a esa hora cerraron las puertas de los pabellones y después de un pequeño descanso se dedicaron a rematar a los heridos del patio e ir sacando los cadáveres fuera. Ya de madrugada encontraron al teniente Casares que había estado fingiéndose el muerto entre los cadáveres del patio, matándolo un cabo de artillería.
Hacia las 6 de la mañana entraron en el pabellón en el que se hallaba Moya Blanco y los demás que allí se habían refugiado. “Al encontrarnos nos hicieron salir a un grupo de cuatro, y cuando nos iban a matar a tiros, llegó un individuo vestido de paisano con varios guardias de Asalto que tras una breve discusión les convenció de que no debían matarnos sin juzgarnos por lo que nos introdujeron de nuevo en la habitación donde llevaron también a los supervivientes de otro pabellón siendo por lo tanto dieciséis los que quedamos de los 148 que en total creo estábamos …”.
Pese a que Moya Blanco habla de dieciséis supervivientes, en la página que figura en la página 141 de su relato, únicamente aparecen los catorce nombres siguientes: Teniente Coronel de Infantería Arturo Guerrero; Comandantes de Infantería, Gervasio Hernández, Jiménez y Tójar; Capitanes de Artillería, Ferrer, Cots y Saler; Teniente de Infantería, Sandino; Teniente de Intendencia, Trémol; Cadete de Toledo, Alberto Moreno; Capitán de Corbeta Isidro Sáez; Comandante de Intendencia de la Armada Fernando Álvarez y los Alféreces de Navío Enrique Manera y Carlos Moya Blanco.
¿Quién o quiénes fueron los responsables que ordenaron o indujeron a las matanzas ocurridas en las noches de los días 2 y 3 de Agosto de 1936 en La Mola? La Historia tiene sus secretos y sinceramente creo que nos hallamos ante uno de estos. En opinión de varias personas que por los cargos que desempeñaban podían tener informaciones fiables si bien no me atrevería a darlas por exactas y definitivas, los asesinatos pudieron decidirse en el curso de una reunión celebrada en la Comandancia Militar con asistencia de Marqués, Palou, Venegas, Quintanilla y Gabaldón. (Suboficiales frentepopulistas más destacados de la isla).
Marqués estuvo en la Mola el 25 de Julio dando órdenes para que fuesen cambiados de nave –se refiere al barco-vapor Atlante utilizado como prisión– algunos de los detenidos al objeto de que “no hubiese confusiones” aunque ello no indicaría que se tratase de incluir o aislar a algunos de futuros actos de violencia. Se aseguró también que Palou se presentó en la Fortaleza unas horas antes de que se iniciara la tragedia ordenando que los Tenientes Thomas, Sard y Moya fuesen trasladados a un lugar distinto del que ocupaban pero no así el Teniente Miguel Garau que estaba con ellos. La razón de querer salvar a los primeros obedecería al hecho de que fueran mallorquines como lo era él, y pertenecientes a familias de condición modesta, mientras que Garau, también mallorquín, era de familia pudiente.
Preciso es recordar que antes de 18 de Julio habían llegado efectivos de tres baterías de Galicia, Mataró y Zaragoza, cuyos hombres no tenían ningún vínculo afectivo ni con la sociedad menorquina ni con los que luego serían ejecutados. Entre aquella tropa de Artillería había algunos “maleantes y desaprensivos” según frase de cierto informador al que siempre consideré imparcial y objetivo. Diré también que al atardecer del día 3 llegó el primer contingente de milicianos, los cuales caldearon el ambiente a favor de hacer justicia rápida y expeditiva.
Por su parte, los penitos que durante su encierro en la Mola habían sufrido vejaciones y lo mismo algunos soldados y subalternos castigados o humillados en ocasiones por algún oficial altanero, participaban de aquellos sentimientos de venganza. Las noticias llegadas de Mallorca dando cuenta de la terrorífica represión que allí se estaba llevando a cabo y el hecho de que se había iniciado la instrucción de sumarios lo que significaba que los juicios se alargarían por culpa del consabido papeleo, significaron otras tantas circunstancias determinantes de que, en un momento dado, saltase la chispa que desencadenó el drama.
Terminada la guerra, fueron procesados los Sargentos de Infantería, Emilio de Benito Bueno y Antonio Sastre Vaquer, que estaban de guardia en la Penitenciaría aquella noche fatídica en que se desarrolló la matanza. Sastre, que por su antigüedad era el jefe de la guardia, había acudido a atender una llamada telefónica sin que nadie contestara al otro lado del hilo. Al volver a su puesto, había empezado la agresión. Sastre trató de oponerse a los soldados de la guardia que se habían sumado a los agresores como también varios Sargentos. En un momento dado, Sastre gritó ¡Basta de sangre! A su compañero de Benito se le responsabilizó de la matanza, siendo condenado a muerte y fusilado el 11 de Septiembre de 1939, mientras Sastre fue condenado a pena de prisión.» (También fue fusilado en Septiembre de 1939 el Brigada Marqués).
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